Venimos escuchando hablar de los chatbots desde los 2000. Muchas empresas empezaron a usarlos como herramienta de atención al cliente, pero no dejaron muy buena fama: el nivel de comprensión era limitado, su funcionamiento muy básico y el cliente acababa frustrado.
De entonces a ahora, la tecnología ha mejorado muchísimo. Los chatbots han pasado de ser asistentes simples, que solo respondían preguntas frecuentes con mensajes automáticos y fríos, a convertirse en agentes inteligentes, capaces de interpretar el lenguaje del día a día y contestar de la misma forma.
De bots básicos a agentes conversacionales inteligentes
Pero, ¿qué ha pasado para que los agentes modernos hayan pegado este salto? La clave está en los LLMs (modelos de lenguaje de gran tamaño).
Estos modelos han revolucionado la forma en la que una máquina puede entender y generar lenguaje. Gracias a ellos, los agentes de IA modernos pueden:
1. Comprender el lenguaje natural:
Entienden y se comunican en el mismo idioma y con los mismos términos que usamos en nuestro día a día.
2. Conectarse con otras herramientas:
El agente puede conectarse con lo que le falte. Ejemplo sencillo: si le pides una multiplicación, va a la calculadora. En seguros, puede conectarse con tu ERP o multitarificador para ejecutar acciones o buscar información.
3. Ser multimodales:
Trabajar con diferentes tipos de información (texto, imágenes, audio, PDFs, etc.) y entenderla. Antes esto requería varios sistemas distintos y era mucho más difícil de implementar.
En sus primeras versiones, los chatbots estaban atados a flujos predefinidos y respuestas rígidas. Eran útiles para preguntas frecuentes, pero poco más.
Ahora, ya no se trata solo de que un chat te hable con una personalidad. Puedes inyectarle la información de tu negocio, de cómo trabajas, y programarlo a tu gusto. Es un cambio de paradigma: los sistemas empiezan a trabajar para nosotros, y no nosotros para ellos.
Y en la industria de seguros, ¿qué?
Esta tecnología se usa en todos los sectores: retail, banca, turismo, y el seguro no es una excepción.
Las oportunidades son enormes. Aquí van algunos usos claros para una correduría:
1. Atención al cliente 24/7
Responde al momento dudas como “¿Cuándo renuevo mi póliza?” o “¿Me envías un duplicado de mi contrato?”, conectándose con tus sistemas para dar respuestas personalizadas.
2. Gestión de siniestros
En momentos de estrés, una respuesta instantánea es clave. El agente puede indicar el teléfono de la grúa, pedir y procesar imágenes, y escalar a un humano cuando haga falta.
3. Cotización automática
No solo de cara al cliente final: también para el equipo comercial. Un asistente que cotiza, genera informes, recupera documentos o actualiza datos sin fricciones. Menos papeleo, más agilidad.
Los beneficios son claros
- Integración total con sistemas internos: el agente centraliza la información y actúa con todo el contexto.
- Personalización real: procesa todo lo que sabes de tu cliente para ofrecer un servicio inmediato y adaptado.
- Productividad al máximo: automatiza tareas administrativas (como re-tarificar) y libera tiempo para lo que de verdad aporta valor: vender. Por ejemplo, Liberty Seguros redujo un 29 % las llamadas gracias a un agente.
Por dónde empezar
Con estas tecnologías que mencionamos antes, crear agentes conversacionales ya no es el reto que era hace unos años. Hoy existen herramientas como Lovable, VoiceFlow, o ElevenLabs que permiten crear plataformas digitales, agentes conversacionales y hasta chats con voz en cuestion de minutos y sin necesidad de generar codigo.
El verdadero desafío ahora está en conectarlos con el software y la información real de una correduría.
Ahí es donde entra lo que hacemos en Foliume: desarrollamos agentes de IA especializados en seguros, que se integran directamente con los ERP y sistemas que ya utilizas, automatizan sin romper procesos y se adaptan a la forma de trabajar de cada equipo. Y todo desde una herramienta que ya usas en tu día a día: WhatsApp.
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